Un año en el Salève

Descripción de la Obra

En el libro  “La historia del mundo”, el autor J.M. Roberts recalca que para la gran mayoría de culturas antiguas, los hombres se preparaban todos los días para morir de manera adecuada (1). Y este estado de estar atento a la muerte, hacía que de alguna manera sus vidas tuvieran otro sentido: vivir de manera menos frenética, más pausada. Como sociedad, nos hemos acostumbrado a no nombrar la muerte, porque de alguna manera, creemos que si no la nombramos, no existe. Sin embargo, nombrar la muerte es al mismo tiempo, nombrar la vida.
 
“Un año en el Salève” apunta a esto que señalaba Roberts, a aprender a vivir en observación consciente y a dejarme transformar por la vida misma sin resistirme al cambio. Durante un tiempo viví frente al Salève, era parte de mi paisaje diario. Un paisaje extraño para mí que vengo de la costa caribe de Colombia. Un paisaje lejano, pero que día tras día me invitaba a ser descubierto. Quería entender su topografía, cuáles eran sus plantas, en qué época del año crecía el musgo. Seguía siendo un misterio para mí las estaciones: el árbol que muere y renace, la nieve que se convierte en agua. Y en medio de la soledad que trae el desarraigo, el Salève se volvió mi compañía, mi desahogo y mi fuente de inspiración. Esta obra nace del deseo de comprensión y de la gratitud hacia una montaña que acompañó mis más profundas soledades. Evidenció mi encuentro con la maternidad, mi gestación y el parir a mi hijo.  
 
Durante un año entero -2018- realicé un ejercicio diario de observación. La estructura del proyecto era la misma cada día: tomaba una foto y meditaba con los ojos abiertos durante 11 minutos con el fin de estar atenta a cada gesto, a cada movimiento y a cada transición y así, poder acercarme a la esencia del Salève. Después de esta primera etapa de observación, seguía con la escritura; escribía un haikú largo y narraba cómo transcurría el tiempo. En estos textos, también quedó plasmado cómo avanzaba mi vida emocional, de qué color eran los pájaros estacionarios, a qué sonaba el aire, cómo olía... Esto lo hice cada día. Finalmente, también fue un año de recopilación de material durante el cual recogía plantas, basuras y piedras. Hice esculturas de los musgos que juntaba y las deshidraté para la posteridad. Dejé plasmada, con mucho cuidado y respeto, la vida en el Salève.
 
En el año 2019 regresé a vivir a Colombia. En el 2023 la vida me devolvió a Haute-Savoie, esta vez a vivir en Annecy. Todo el 2023 y el primer semestre del 2024, me dediqué a catalogar y a organizar el proyecto. Fue en esta época, que tomé la decisión de involucrar el hilo como símbolo que une el tiempo; necesitaba atar todos estos años de manera concreta. Dichas fotos, producto de un trabajo pasado, quedaron intervenidas por mí, las bordé, las pinté y me permití hacer mío el Salève. Este proyecto comprende varias técnicas: la fotografía, la escritura, la pintura, la flor prensada y deshidratada y el bordado. Y a su vez, comprende un herbario y un documento histórico, registro de cómo se encontraba el Salève en el año 2018.

(1) Historia del mundo. J. M. Roberts. The New Penguin History of the World. 2010. Random House Mondadori S.A. Barcelona.

Título de la obra: Un año en el Salève
Obra compuesta por: 369 piezas
Técnica: Fotografía digital, acrílico, lápices de color, carboncillo, hilo, bordado, escritura, flor prensada y deshidratada
Dimensiones: Oscila entre 10x10 y 200x110 centímetros
Lugar: Collonges Sous-Salève, Francia

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