San Bernardo del Viento es el nombre de un pueblo pequeño situado en la costa caribe de Colombia y es el lugar de origen de mi linaje paterno. Años de volver al mismo sitio me hicieron llegar a la conclusión de que no siempre la realidad se presenta como el cine de ficción que trae consigo un inicio, un nudo y un desenlace. Este proyecto es una invitación para recogerse en lo simple. Un alimento para el aburrimiento, un espacio para observar, para escuchar las voces del folclor, una invitación a la ligereza que trae la mente vacía, el encuentro con la quietud y la soledad. Un retrato de un imaginario que aburre, que se aburre, pero que se acepta. Donde los paisajes no se mueven y en donde pareciera que la Impermanencia del tiempo no los tocara, llenos de estatismos, de sonidos de loop, de entierros repetidos con los mismos cánticos y con los mismos vestuarios de antaño. Incomunicados con el mundo, haciendo parte de una ceremonia solitaria. Es la huída de la ciudad en donde todo se caduca y en donde todo se reemplaza. San Bernardo es recordar que los objetos se pueden reparar, que el amor puede reparar. Que la amistad puede reparar. Que el humor puede reparar y que también, el recogimiento en el silencio construye. Aquí no se espera a que pase algo; la vida simple del pescador que pesca, la hamaca que se mece, el niño que juega, la palmera que ofrece cocos y el campesino que los recoge. Los árboles y su inmenso verde. Las conversaciones surreales alrededor del pepino y la importancia que tiene la papaya en la salud. San Bernardo ofrece siempre el mismo resultado, las mismas respuestas y las mismas preguntas. Sin embargo, entrar en San Bernardo del Viento es como entrar en una meditación. Llegarás siendo uno y saldrás siendo otro.
Obra compuesta por: 65 fotografías y 10 videos
Duración del proyecto: 2004-2018
Lugar: San Bernardo del Viento-Colombia
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