Esta instalación es una reverencia al movimiento fluido que trae la naturaleza, que se ofrece como regalo para recordarnos el palpitar interno, el único movimiento que deberíamos cuidar. Elementos musicales como el beat de un tambor hecho a partir de los latidos del corazón de una madre y de su bebé, de los sonidos de juegos pirotécnicos y de la sílaba “MA” -que en Kundalini yoga representa el mantra del sonido de la madre- están presentes para invitarnos a detenernos y sentir que adentro de nosotros hay un cuerpo que late. Al acercamos a los monitores, podemos escuchar la atmósfera de los paisajes que desde la distancia pueden parecer estáticos e insonoros, pero al aproximarnos podemos ver el movimiento abdominal de la respiración, un ave que pasa, el cauce de una cascada y oír el sonido ambiente. Todo está dispuesto para recordarnos que en la quietud atenta, se gesta el cambio. Y que en medio de esa quietud que trae el detenerse, nos transformamos. Como diría Saramago: “…nunca nos deberíamos sentir seguros de aquello que pensamos ser porque, en ese momento, pudiera muy bien ocurrir que ya estemos siendo una cosa diferente" [1].
[1] Saramago, José. “La Caverna”. Editorial Alfaguara. Madrid, 2000.
Obra compuesta por: Instalación de 9 videos. 9:30 en loop
Lugar: Francia: Mer de Glace, Vidauban / Italia: Isola d’Elba
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